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De la teoría a la práctica: Reflexiones sobre la articulación feminista de LeftRoots

Notes on the Road
to 21st Century Socialism

Issue 2, March 2020

De la teoría a la práctica: Reflexiones sobre la articulación feminista de LeftRoots

Introducción

Esto es una respuesta a “Las opresiones de género y la estrategia revolucionaria” por el Unicorn Collective.

Mi relación a este dialogo es que yo ayudé a fundar LeftRoots y formulé algunos de los elementos feministas de su fundación, basados en mi propia práctica en la organización de base en las últimas dos décadas dentro de la organización de la clase obrera afrodescendiente y latinoamericana en el Área de la Bahía de San Francisco, dentro del trabajo de base internacional, y tomando de mi propia formación política mediante varios experimentos marxistas de los cuales he sido parte. Y, para ser honesta, mi relación con el feminismo también es muy personal – basada en mis propias experiencias con la violencia patriarcal al crecer dentro de la clase obrera católica en Buenos Aires, Argentina, y luego durante mi transición a la adultez en el este de Los Ángeles, y en mis experiencias de la solidaridad feminista, cuando salí como una queer femme dentro del contexto de personas de color de izquierda en el Área de la Bahía en la década de 1990.

Dentro de LeftRoots, me desempeñé con un equipo de cuadros que fueron elegidos por la organización para redactar “Creemos que podemos ganar” como un primer documento de estrategia para discusión a nivel organizacional. Durante el proceso de escritura, en la última reunión sobre el borrador del documento “Creemos que…”, recuerdo distintamente decir que nuestro análisis feminista era insuficiente – tanto desde una perspectiva sistemática como histórica, y desde la perspectiva de nuestra coyuntura actual. A pesar de mis deseos de seguir desarrollando “Creemos que…”, ya era tiempo de presentarlo a la organización y ver a dónde irían las ideas y la práctica de escribir sobre una orientación estratégica. Luché para dejar ir lo que yo sentía que era mi propia imperfección y mi sentido de responsabilidad dada mi propia identificación con el feminismo de mujeres de color. Me recordé a mí misma que todo lo que hacemos es incompleto e imperfecto y que esto era el comienzo de algo, pero no la conclusión. Creo que el análisis profundo e históricamente preciso que el Unicorn Collective ha presentado es una contribución muy necesaria y fundamental.

Construyendo sobre el excelente análisis histórico que les camaradas de Unicorn han establecido, quiero ofrecer una perspectiva sobre la cuestión de la teoría y la práctica feminista dentro de nuestro momento organizativo.

¿Teorizar o crear estrategias?

LeftRoots tiene un fundamento fuerte de unidad sobre la importancia de librar la lucha contra el patriarcado para poder ganar un futuro socialista. Y, al igual que el resto de los movimientos sociales de los cuales somos parte, nuestra articulación feminista es un trabajo en proceso – emergente, contradictorio y en evolución.

La crítica del patriarcado no está cerca de ser un proyecto terminado. En todo caso, la mayoría de conversaciones sobre la justicia de género y el feminismo a menudo revelan una fundación débil cuando se trata del entendimiento del patriarcado en sí dentro de nuestro movimiento. Parte de la utilidad de una crítica es que puede ayudarnos a unir nuestras fuerzas. Dado cuánto la supremacía blanca, la heterosexualidad compulsoria, la transfobia y el liberalismo han dividido y debilitado al feminismo, una crítica expansiva y sistemática del patriarcado es una necesidad práctica para acumular nuestro poder. Una crítica del patriarcado como sistema crea una perspectiva amplia e interseccional y tiene la posibilidad de unirnos a través de sectores y puntos de vista. Una perspectiva sistemática del patriarcado hace claro que no será posible derrocar al sistema con un solo sector de personas impactadas.

Esta es la definición del patriarcado que usamos al crear el capítulo estadounidense de la Marcha Mundial de Mujeres y la Escuela Organizadora Feminista:

  1. El patriarcado es la dominación estructural de las mujeres basada en la superexplotación de las mujeres, designadas como propiedad y ejecutada por el estado
  2. El patriarcado estructura las relaciones humanas como las familiares, mediante las cuales la cabeza de la “familia”, designada como el padre, es dueño de su esposa, sus hijos e hijas, su propiedad, su ganado, sus sirvientes, siervos y esclavos.
  3. El patriarcado precede al capitalismo y da forma a la sociedad en su totalidad. Es el marco para la dominación y opresión de personas homosexuales, queer, transgénero y de género no conforme, y para el retraso en desarrollo en los hombres. Junto con la explotación de las colonias/naciones oprimidas y la naturaleza, el patriarcado es el fundamento de la acumulación capitalista.

Nos dimos cuenta que teníamos que exponer nuestra crítica para que las personas supieran que no estamos tratando de avanzar un feminismo liberal, blanco o excluyente de personas transgénero. Para poder traer a personas a la conversación, tuvimos que desasociarnos de las versiones limitadas y divisorias del feminismo que las personas asocian con la palabra. De cierta forma, nuestra organización también está averiguando eso.

Por demasiado tiempo, la forma principal de exponer a las personas al feminismo fue mediante lo que aprendieron en universidad. Conforme el movimiento de masas se ralentizaba, en los años 90 cuando yo estaba en la universidad, la academia se convirtió en un lugar donde el movimiento feminista debatía la historia del movimiento de los años 70 y 80. Nuestras profesoras luchaban entre sí mismos sobre lo que había pasado con el surgimiento feminista de su generación. Nos enseñaron la cultura de la crítica – cómo analizar las cosas, cómo deconstruir una idea o un conjunto de ideas. Aprendí sobre cómo las mujeres blancas usaron su poder para traicionar a la causa en vez de fortalecerla y cómo el racismo destruyó al movimiento. Una generación entera de nosotras salimos de la universidad con una larga lista de lo que no hacer y con muy poca capacitación sobre lo que sí hacer. Solamente empeoraron las cosas conforme el posmodernismo tomó control de la academia (más sobre eso después).

Esta dinámica nos presenta con un reto. Si la mayoría de nosotres aprendimos sobre el feminismo en forma de crítica, ¿cómo podemos reorientarnos, como organizadoras, hacia lo que queremos hacer en el mundo? ¿Cómo podemos reorientar nuestro trabajo hacia desarrollar el poder necesario para ganar las demandas feministas que se encuentran en el corazón de nuestra visión del socialismo?

Creo que es clave que nos movamos desde teorizar hacia crear estrategias y que LeftRoots tiene un papel clave que desempeñar en hacer que esa transición sea posible dentro de nuestro movimiento. Existen varios componentes de una orientación estratégica referente al género que creo que pueden ayudarnos a hacer esto.

Componentes de una orientación estratégica

1. Librarnos de la Teoría de Poder de nuestra oposición

Existe una forma posmodernista de entender el poder que dice, esencialmente, que todo lugar donde se negocia el poder tiene el mismo nivel de importancia (un cruce peatonal, la corte suprema, una interacción interpersonal, tu propio sentido de identidad). El concepto de que el poder nos rodea y que no siempre es visible es útil, especialmente para nosotres con un punto de vista sistemático que reconoce que los cambios profundos y estructurales que son necesarios a menudo requieren que veamos esos aspectos invisibles en nuestras vidas, como por ejemplo la economía. Pero la idea de que todas las negaciones del poder son de igual importancia es una perspectiva antiestratégica que nos impide formar una estrategia para crear un cambio sistémico. Esta teoría relativista del poder es reforzada por la ideología neoliberal de autoayuda de la nueva era que impulsa a la gente a desconectarse del poder que tienen para cambiar las estructuras que son la causa de su sufrimiento y que, en vez, averigüen cómo ajustarse a esas estructuras y/o buscar una forma para que su individualidad única sea reflejada dentro de esas estructuras.

Mientras que enfocarse en influir las cosas en las que se tiene control puede ser un mecanismo de afrontamiento individual muy útil, si nosotros como estrategas hiciéramos eso, reduciríamos nuestra visión a la escala en la cual actualmente tenemos poder, en vez de reunir el poder necesario para cambiar las cosas a la escala que corresponde con nuestra visión.

La teoría posmodernista del poder es fuerte dentro de nuestros movimientos sociales. También se presenta en las formas en que vemos y afrontamos la marginalización. Hemos aprendido a reconocer que hemos sido marginalizades y eso puede ser una realización reveladora. Pero, muy a menudo, gracias a la influencia de la derecha y de la ideología neoliberal en la academia, convertimos nuestra marginalización en un fetiche, como si nuestra marginalización en sí fuese una fuente de poder. Como si la fragmentación de nuestro movimiento fuese algo que defender o celebrar. Libramos una lucha interminable para determinar quién está más oprimide, solamente para salir de ese proceso con la tarea difícil de reunir el tipo de poder y solidaridad necesaria para cambiar el origen de esa opresión.

Una perspectiva limitada del poder nos previene de formar nuevas solidaridades y de generar la escala y la profundidad de poder necesario para avanzar una agenda que combina el reconocimiento, la representación y la redistribución.

2. El reconocimiento, la representación y la redistribución

Nancy Fraser, una académica feminista estadounidense, observó como las instituciones de la academia empujaron la lucha feminista hacia un enfoque en las cuestiones de reconocimiento y representación (que son esenciales e importantes) y la desviaron de enfocarse en las cuestiones de redistribución (que son transformadoras y estructurales). Como organizadoras, es importante que le prestemos atención a esta dialéctica. La tensión dinámica entre la representación y la redistribución se manifiesta en nuestros movimientos hoy en día.

Es importante reconocer que el patriarcado ha impuesto una cantidad de trabajo imposible y deshumanizante sobre las mujeres y las personas que trabajan increíblemente arduamente en el trabajo de cuidado que es esencial para nuestra sociedad. Tener más mujeres y personas de géneros oprimidos es importante. Pero el reconocimiento y la representación por sí mismos son insuficientes para cambiar las dinámicas estructurales que están en juego.

Aún dentro de nuestro movimiento la mayoría de las intervenciones que hacemos tienden a ser en el reconocimiento y la representación – la visibilidad de líderes que son mujeres de color y personas de géneros oprimidos, el uso apropiado de los pronombres de género, la inclusión de una frase o concepto dentro de un documento, la apreciación al trabajo de cuidado que posibilita las reuniones del movimiento. Estas intervenciones representan un avance en nuestra práctica feminista y por sí mismos son insuficientes para obtener el cambio a la escala que necesitamos para abordar al patriarcado como sistema. Estamos luchando para articular una agenda feminista de redistribución; formas concretas de reducir la carga sobre las mujeres y aquelles que hacen “el trabajo de mujeres”, a la escala de la sociedad entera, un estado cuyos recursos e infraestructura apoyan la libertad para habitar el espectro completo del género sin la amenaza de violencia, la posibilidad de una división social del trabajo que no esté basada en la explotación.

Existen ejemplos de campañas donde les camaradas están creando ese movimiento hacia la dirección de una estrategia más amplia. Las campañas para el cuidado infantil subsidiado, Medicare para todes, escuelas públicas adecuadamente financiadas, todas estas son batallas para una redistribución de los recursos de la sociedad que tienen un fundamento feminista. El trabajo de cuidado, la salud, y la educación son aspectos de lo que tradicionalmente es considerado “labor femenina” (“reproducción social”, para usar un término marxista que se refiere al todo el trabajo frecuentemente invisible que contribuye a la reproducción de la clase obrera para que les trabajadores se presenten al trabajo cada día). La devaluación de ese trabajo se deriva de la ideología del patriarcado, que afirma que el trabajo de cuidado es trabajo para mujeres (es decir, la mitad o más de nuestra sociedad) y por ende es gratis. Dentro de este contexto, si es que el trabajo de cuidado es pagado, no es de gran valor porque, alternativamente, es gratis. El patriarcado es un tremendo rompehuelgas. Personas de todos los géneros que hacen este tipo de trabajo – enfermeres, maestres, profesionales de cuidado infantil – experimentan las condiciones que el patriarcado ha creado y que tienen un interés directo en acabar con él.

Esta dinámica también forma el estado neoliberal. Los intereses corporativos, neoliberales y de la derecha, están reduciendo el aspecto del gobierno que puede desempeñar una función redistributiva y asignar dinero y personal hacia el cuidado infantil, Medicare para todes y financiamiento para escuelas públicas. Mientras tanto, parece no existir fin a los recursos disponibles para los aspectos del estado que desempeñan un papel represivo: la policía, las prisiones, los gastos militares y las guerras.

Dentro de mi comunidad, la mayoría de nosotres estamos empujando para ganar Escuelas y Comunidades Primero (SCF, por sus siglas en inglés), una iniciativa de votación que busca redistribuir el dinero de California hacia las escuelas públicas y las comunidades. La SCF es parte de una campaña de décadas de duración liderada por organizaciones de base de color que comenzó en los años 90 para abordar la estructura fiscal republicana que se impuso en 1978. Avanza los intereses de las mujeres y personas de género oprimido al argumentar que el estado debe ser usado para redistribuir el dinero de los ricos hacia el resto de nosotres, financiando las escuelas públicas.

Los últimos años han sido marcados por maestres en huelgas no autorizadas, donde las demandas de organizaciones comunitarias y las demandas de sindicatos se fusionaron, en una táctica que la creciente izquierda del movimiento sindical denomina “negociando por el bien común” (en vez de solo negociar por sus propios salarios como maestres, por ejemplo). Este es otro ejemplo de una lucha por la redistribución.

Ambos de estos ejemplos también incluyen demandas de reconocimiento y representación – la SCF da más poder a las comunidades sobre la asignación de fondos, creando nuevo espacio para que las comunidades subrepresentadas de la clase obrera y de inmigrantes puedan liderar. Las huelgas de maestres que negocian por el bien común a menudo incluyen demandas de representación equitativa racialmente de padres en órganos de decisión. La fusión del reconocimiento, la representación y la redistribución es una forma de ejercer una orientación expansiva y estratégica hacia el poder.

Conforme nuestro movimiento se capacita para articular un programa de reivindicaciones que incluye la redistribución, nosotres podemos desarrollar una intervención más colectiva y estratégica. Podemos establecer nuevas solidaridades.

Y, para poder establecer estas nuevas solidaridades, tenemos que evaluar el contexto concreto de las condiciones dentro de las cuales estamos laborando y viviendo.

3. Evaluar la coyuntura política desde el punto de vista del género

Todavía no hemos creado un entendimiento coherente de la forma en que el patriarcado forma las condiciones que confrontamos dentro de nuestra organización diaria ni el terreno político y social en el que tienen lugar nuestras campañas y luchas. Nuestro movimiento tiene que desarrollar un análisis coyuntural del género para poder comenzar a articular una orientación estratégica del momento político que conecta los aspectos ideológicos y organizativos de nuestro trabajo.

Algunas de las otras dinámicas que merecen ser comprendidas, como fundamento para nuestro trabajo organizativo:

  • La organización de la derecha a la escala internacional que recluta a los hombres al hablar sobre su alienación proveniente de la falta de poder económico y del cambio en normas de género;
  • Cambios en los roles de género y las estructuras familiares: la mayoría de familias ya no estan compuestas por un hombre y una mujer casados, con hijos y un hogar del que son dueños; existen nuevos niveles de visibilidad de personas de género no conforme dentro de nuestra sociedad y nuestro movimiento;
  • El posicionamiento de los movimientos de la izquierda en defensa de los derechos de vivienda para afrontar la movilidad descendente de clase;
  • La fuerza de las mujeres de color y las industrias de “trabajo de mujeres” dentro del movimiento sindical actual;
  • La contestación por el liderazgo sobre el movimiento LGBTQ, y el nuevo espacio que las personas de color con orientación hacia organizar tienen para impulsar una agenda de redistribución;
  • La tensión dinámica entre las demandas insatisfechas de las mujeres dentro del binario del género y las demandas de vanguardia de las personas de género no conforme;
  • La dinámica del desplazamiento de trabajo sobre las mujeres y personas de géneros oprimidos que toman la carga de hacer y organizar el trabajo de cuidado que el estado no hace;
  • La forma particular en que lo anterior mencionado toma dentro del contexto de desastres climáticos;
  • El potencial de una realineación entre la comunidad organizadora y el sector laboral, particularmente los sectores laborales que están organizando huelgas y los sectores de organización comunitaria que están escalando para hacer trabajo electoral.

Existe mucho más. Comparto esta lista incompleta e imperfecta con la esperanza de que pueda ser parte de una conversación más amplia que seguiremos avanzando, juntes.

Conclusión

Para poder crecer de la teoría a la estrategia, necesitamos implementar cambios dentro de nuestra práctica. Si podemos librarnos de la teoría del poder de nuestra oposición, estaremos más preparades para reunir el poder que necesitamos. Si ayudamos a crear una agenda que abarca el reconocimiento, la representación y la redistribución, crearemos nuevas solidaridades y nuevas alianzas. Si podemos desarrollar nuestra propia evaluación del momento político y de la correlación de las fuerzas, estaremos más listes para formular y realizar una estrategia.

El estar centrades en el trabajo de organizar y en crear una izquierda realmente basada en las masas nos prepara para alcanzar una estrategia de forma verdadera. Estoy esperanzada de que LeftRoots es un vehículo mediante el cual podremos ayudar al movimiento en su totalidad a hacer estos y otros cambios estratégicos e importantes. No estamos ligades a instituciones filantrópicas a quienes tenemos que traducir nuestras ideas o quienes tenemos que ganar a nuestro lado. No estamos bajo la presión de instituciones académicas para desarrollar una nueva idea que destruya las ideas de todes les demás y que vendería libros. Estamos bajo la presión de nuestro propio anhelo de ser libres e íntegras. Estamos creando una organización que se opone a la fragmentación y al desespero que nos rodea. Somos responsables de nuestra propia visión de un futuro socialista.

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